El Animero rompe el silencio de las tranquilas noches de Patate, mientras recorre a su paso, acompañado por su séquito en procesión, la ciudad, convidando a la reflexión y al rezo de un Padre Nuestro y un Ave María por las almas del Purgatorio, una tradición que tienen 90 años de historia, y que forma parte del legado cultural del Primer Pueblo Mágico del Ecuador, bien guardado por Don Ángel Guamán y sus descendientes, quienes heredaron la tradición, que año a año, resuena por la noches, al compás de unas campanas, y el grito y rezo del Animero, días antes de iniciar la semana de los Santos Difuntos.